martes, 14 de febrero de 2012

En Moal

Eduardo Castaño Rodríguez es un poeta cangués que ha retratado con sus versos infinidad de pueblos, ríos, montes, calles, plazas, parajes o gentes de todo el concejo.

Su semblanza la podemos encontrar en esta página web en la que él mismo nos cuenta su biografía: "Yo, Eduardo Castaño Rodríguez, nací el día 12 de septiembre de 1958 en la villa de Cangas de Narcea (Asturias), donde, por cierto, se me conoce más por el sobrenombre de Narín. Estudié el bachillerato en el incomparable convento dominico de Corias. Con posterioridad me licencié en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo; aquí disfruté y aprendí viendo y escuchando a Alarcos Llorach, Gustavo Bueno, Caso González, Moralejo Alvarez, Martínez Cachero, Patricia Shaw, Bobes Naves, los dos Roca,... catedráticos de lujo. Vivo en Madrid y doy clases de inglés en el Instituto de Formación Profesional Leonardo da Vinci(Aluche)."Los leonardos son los más guapos", o si lo prefieres, aunque más corriente:"Los del Leonardo somos los más guapos".


Entre la obra literaria de Narín figura el "Pequeño cancionero de Cangas del Narcea". La primera edición de esta obra fue publicada en mayo del 2005, y de la misma obra en mi poder un ejemplar comprado en uno de mis viajes a Cangas. En el pequeño cancionero se recogen tres cantos relacionados con Moal o su entorno: uno dedicado a Muniellos, otro a un vecino de Moal que lleva por título "Voces de pueblo y de ciudad" y por último otro que ofrece a Moal y sus gentes y que dice así:


En Moal

A Moal y su gente
Noche cerrada y aún así
Bajan las estrellas hasta el mismo pueblo,
Pósanse en la tierra.
Son contados con menos de la mitad de los dedos de una mano

Quienes lo sienten;
El mundo duerme.

La noche está muy oscura en la rampa,
Yo jugando con una estrella.

Es cierto, hay noches de éstas en Moal
En que bajan, rutilantes, las estrellas
A posarse en mi cabeza;
Y aunque, en realidad, no veo tres a caballo de un pullín,
Sí que oigo su risa,
Sí que noto sus quilates,
Sí que vivo su mentira.

Curioso fenómeno éste,
No es fácil entenderlo;
Yo lo pillo algunas noches,
Como ésta, aquí dentro,
Plácidamente, en mi coche.
















Muchas gracias Narín, por acordarte de nosotros en tu Cancionero.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El cruce de la carretera

Me imagino que todos tenemos nuestras manías, aficiones, pasatiempos, etc., aunque, lógicamente, no todos coincidamos en las mismas. Viene esto a cuento porque, como podéis observar esta sección lleva por título Moal: ayer y hoy. En ella pretendo plasmar una de mis manías, que consiste en contrastar, a través de dos fotografías, cómo era o estaba un rincón del pueblo unas cuantas décadas atrás y como está actualmente. Se trata de apreciar esas transformaciones, pequeñas o grandes, que se han producido en el transcurso del tiempo. Cambios que en unos casos hemos podido comprobar con nuestros ojos y en otros a través del legado que han dejado nuestros antepasados en la fotografía.

Hoy traigo aquí dos fotos sacadas en el mismo lugar, sólo que con cerca de medio siglo de diferencia. Ni que decir tiene que la foto en blanco y negro es mucho más interesante, y no solo por el valor que representan los 4 mozos que salen retratados, sino porque es una imagen del ayer y que sería imposible de recrear actualmente.

La fotografía antigua tiene dos cosas que me resultan llamativas. Por un lado, que uno de los actores de la foto sea un burro. Cosa normal por aquellos años, pues todas las casas tenían burros o caballos, pero lo pintoresco y lo que me choca es que desde hace unos años no hay ningún animal equino en el pueblo. Por otro lado quedan los actores principales, los cuatro mozos que posan de una forma informal y graciosa: uno sujetando al asno con un cordel y el pie izquierdo; otro subido de cuclillas a lomos del animal, que además está sin alforjas; otro, con lo que parece un bote de pintura, haciendo la intención de ordeñarlo; y el cuarto en una actitud mucho mas formal, como dándole seriedad al asunto. También me llama la atención que sólo creo reconocer a dos mozos: Hector y Madreñeiro, lo que me lleva a pensar que la foto fue sacada un domingo y que estos acudían al baile que todos los días festivos se celebraba en un salón de casa Abel y en el que se congregaba un montón de jóvenes de los pueblos del contorno.

Las diferencias entre una instantánea y la otra son palpables: la carretera sin asfaltar, los carros del país, la casa de Miguel, los coches, el muro de la carretera, las ropas que visten los mozos, etc., pero esas diferencias y las conclusiones que saquéis os las dejo para vosotros.


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